Cuando el envase vale más que el contenido

En una sociedad dominada por la dictadura de la estética, parece ser que la apariencia física de las personas vale más que cualquier otro aspecto. Uno de las dimensiones sociales en la que más se refleja ese fenómeno es en el mundo del trabajo, donde el envase que se muestra vale más que el propio contenido.

Desde hace mucho, la sociedad padece lo que muchos estudiosos de las conductas sociales y la comunicación denominan “la tiranía de las apariencias”; sociedad en la que la imagen personal, la belleza física y la estética han cobrado un valor superlativo por sobre cualquier otro aspecto del ser humano; sociedad en la que sólo lo que se observa tiene importancia.
De la mano de las tecnologías de la información y la comunicación se ha potenciado el lenguaje visual frente al oral y nos hemos transformado en animales videntes, en el marco de un modelo plástico que mira al mundo desde un concepto ontológico del hombre.
Las agendas mediáticas fijan estereotipos, ungen al atractivo personal de utilidad material y social y confieren valores económicos y trascendentales al cuerpo, influyen en los conocimientos, las actitudes y los comportamientos relacionados con la estética de los ciudadanos.
Bajo la dictadura de la estética, la sociedad se encuentra en un estado extremo de irracionalidad que repercute en todas sus dimensiones: la cultura, la educación, el trabajo, la familia, y la vida cotidiana.

Presentar CV con foto…
A la hora de buscar un trabajo, la apariencia física, la belleza exterior, la estética y el aspecto son sumamente ponderadas por los empleadores. A las excluyentes exigencias de conocimientos, experiencia y capacidad, se suman las discriminatorias peticiones de poseer “buena presencia” (o “muy” buena presencia) y “presentar currículum con foto”.
En muchos ámbitos la “buena presencia” implica presentarse, con vestimenta adecuada, prolijidad, elegancia, etc, lo cual, si se mira desde la mirada liviana y superficial que el tema impone, resulta medianamente aceptable y además si se tiene en cuenta la importancia de dar al solicitante un buen aspecto a fin de que se quede con una buena imagen de quien va a una entrevista laboral.  Pero ello puede considerarse repudiable desde un análisis más profundo y si se reflexiona que ir bien vestido o “presentable” no es más importante que los conocimientos o capacidades que se puedan demostrar.
Pero lo que si resulta aún más grave, es saber que en varios campos, la apariencia física de una persona que va a buscar un empleo es lo único que importa. Pareciera ser que para tomar un trabajador, para muchos empleadores es fundamental conocer la cara de la persona, antes que sus conocimientos, ver su foto antes que su formación o trayectoria, ver su imagen antes que su capacidad.
Ver la foto de una persona sirve si la institución convocante es una escuela de modelos, una productora de TV (pues para algunas producciones audiovisuales se requieren ciertos rasgos físicos y personales determinados), pero para trabajar en una oficina, un comercio, una tienda, un restaurante, una escuela o un supermercado, ¿es necesario conocer el rostro de la persona interesadas en obtener ese puesto laboral?, ¿si la persona que se presenta en cualquiera de esos lugares no reúne las características físicas que se requieran no es merecedora del empleo?, ¿si una persona que no cumple con los rasgos estéticos y físicos que la sociedad impone, no es digna de trabajar?.
Vivimos en una sociedad en la que el hombre más que un ser es una cosa, o un producto, cuyo envoltorio, envase o presentación es más importante que su contenido.
Por lo tanto, es necesario un profundo cambio social para terminar con este modelo de sociedad-espejo, es necesario poner en marcha una revolución cultural para erradicar de raíz estas concepciones del ser humano y la sociedad, con nuevos valores, actitudes y comportamientos. Es un trabajo que tendrá que comenzar ya y esperar sus frutos en las nuevas generaciones.

1 comentario:

Lourdes dijo...

Te felicito!! Es un artículo sumamente interesante que debería trascender en los distintos medios con los que contamos.
Hay miles de casos que seguramente por "vergüenza" no se dan a conocer, no es fácil decir que por el aspecto físico no se tiene la posibilidad de conseguir trabajo, pero hay que romper con esos temores y unirse para que entre todos logremos imponer los conocimientos, la capacidad, experiencia y demás ante la apariencia física.